‘LIFTING’
- Guión y dirección: Félix Sabroso y Dunia Ayaso
- Reparto: Miren Ibarguren, Elisa Matilla, Josele Román y Pepa Rus
- Vestuario: Davidelfin
- Iluminación y sonido: Maxi Gilbert
- Lugar: Teatro Romea, Murcia
- Fecha: Sábado, 14 de diciembre
Si usted ha visto ‘Sexo en Nueva York’ “hasta caerse de culo” o confiesa ser “una lectora y bebedora” de Cosmopolitan compulsiva, ¡cuidado! Lo avisan las cuatro actrices de ‘Lifting’ desde el escenario. Miren Ibarguren, Elisa Matilla, Josele Román y Pepa Rus –gran cuarteto–, vendadas con el estilo que solo David Delfín puede dar a una ‘momia’, se transforman en apenas hora y media en múltiples personajes protagonistas de casi una veintena de ‘sketches’ firmados por Felix Sabroso y Dunia Ayaso.
Los guionistas y directores de películas como ‘Perdona bonita pero Lucas me quería a mí’, ‘¡Descongélate!’ o la magnífica serie ‘Mujeres’ crean aquí numerosas historias sobre la cirugía estética. Un prometedor arranque con aire cabaretero da paso a una particular galería de ‘monstruos’ capaces de vender su alma al diablo por la última dosis de botox. Pijas que no pueden llorar o reír –estragos del exceso de estiramientos–; azafatas recauchutadas que desafían las leyes de la gravedad… y la presión; alcaldesas que meten mano en los fondos públicos para pagarse el colágeno y salen indemnes del juicio –”¡viva España!”–; “performers-escultoras” que hacen de su cuerpo una crítica obra de arte, y hasta amas de casa capaces de recortarse ante el espejo los lóbulos de las orejas para servírselos empanados al desagradecido marido en el desayuno.
El problema, claro, es que no se pueden pedir veinte ‘sketches’ geniales… Ni siquiera divertidos. Y no los pida, porque no los hay. Es el peligro de este formato. Gana en agilidad y ritmo –con la ayuda de una buena iluminación y música–, pero muchas historias pasan sin pena ni gloria ante los ojos del público, olvidándolas al minuto siguiente. Aunque Sabroso y Ayaso han sabido estructurar la obra y reservar lo mejores momentos para que el espectador se vaya del teatro con buen sabor de boca. Y en casi todos ellos –no es casualidad–, aparece Ibarguren.
La actriz, protagonista de ‘Aída’ –¡qué gran cantera es esa serie!–, domina el acento venezolano, las eses de pija, el punto barriobajero… ¡Lo que le echen! Y logra que sus actuaciones parezcan casi improvisadas. Pura carne de comedia. Viéndola, el público aplaude con ganas el simposio organizado por la ‘autoescultora’, la surrealista historia de las compañeras de trabajo convertidas en caníbales porque la célula humana es el mejor tratamiento contra las arrugas –”prefiero envejecer a comerme a una amiga”, dice una de ellas ante las acusaciones de haber devorado a Mariló– y, el mejor, el divertido congreso de misses en el que las jóvenes descubrirán las ventajas y sacrificios de ser bellas. Aprenderán a sonreír, a llorar mientras sujetan la corona, a “tirar de pelazo” cuando les pregunten por Confucio y otras lecciones más importantes –valiosas también para la consumidora de ‘Sexo en Nueva York’ de a pie–, como que “nunca hay que operarse en la peluquería de un travesti” o los secretos de la palabra ‘huevo’. Que lo de ‘cheese’, por si no lo saben ustedes, ya no está de moda. Practiquen esta Navidad en las fotos de familia y verán.
Publicado en ‘La Opinión de Murcia’