¿QUIÉN TEME A VIRGINIA WOOLF?
- Producción: Teatre Romea (Barcelona)
- Autor: Edward Albee
- Versión y dirección: Daniel Veronese
- Reparto: Carmen Machi, Pere Arquillué, Mireia Aixalà y Ernest Villegas
- Lugar: Teatro Circo Murcia
- Fecha: Viernes, 1 de noviembre
Sin pudor, sin piedad. Martha y George se arrancan la piel a tiras. Entre la premura y el deleite. Rozando el sadismo. Y no hay problema, porque cuando ya no hay piel, ya saben… Se quitan los músculos, se arrancan los órganos y se llega hasta la médula de los huesos. ‘¿Quién teme a Virginia Woolf?’ es una clase perfecta de disección humana. Sus personajes principales, abiertos en canal y con sangre en los colmillos, pasean por el escenario, exhibiendo y escupiendo al público sus miserias, su frustración, su dolor, cuidadosamente alimentado durante más de veinte años de matrimonio.
La de Edward Albee es una obra a veces divertida, casi siempre molesta, en ocasiones asfixiante, por momentos insoportable… Y el director Daniel Veronese y los actores Carmen Machi y Pere Arquillué –lo diré ya… ¡¿por qué no tenía yo la foto de este hombre colgada ya en el cabecero de mi cama?!– saben dosificar a la perfección cada sensación para que el público no salga huyendo de una sala en la que se mastica violencia y se va acabando el aire.
El director argentino, experto en hacer de cada obra un preciso y ágil ejercicio de esgrima verbal, ha dotado esta versión de un aire más canalla, más callejero, a pesar de hablar de la elite intelectual de la ciudad. Es más cercana, más de carne y vísceras, y tiene más humor –vale, humor negro, duro, amargo– del que recuerdo de la película o de la versión que, hace años, trajeron al Teatro Romea Nuria Espert y Adolfo Marsillach.
Si paran ustedes por estas páginas de vez en cuando tal vez recuerden que ya declaré mi amor eterno a Machi después de ‘Juicio a una zorra’. Y entré en el teatro ya casi rendida a los pies de una grande que –¡gracias, gracias, gracias!– decidió cambiar la televisión por el teatro. No decepciona. Machi pasea perfectamente por el filo de la destrucción y la autodestrucción y logra transmitir un extraño amor salpicado de odio y bien regado en bourbon, cognac, vodka y toda botella que se le ponga por delante.
Pero “un combate a muerte” precisa de un adversario que esté a la altura. Y Arquillué no solo mantiene el envite, sino que dobla la apuesta de alcohol, amargura, crueldad y dolor. Y con un lado de ‘hijoputa’ con gracia perfectamente medido y muy bien explotado. No recordaba tan potente el personaje de George y, sin duda, es porque no había visto a este ‘animal’ hacerlo suyo. ¡Qué delicia!
Ernest Villegas como Nick y Mireia Aixalà como Honey –un personaje tan tonto como irreal que, sin embargo, la actriz logra hacer creíble conforme avanza la trama– mantienen el nivel, asistiendo junto al público al juego macabro que han organizado los anfitriones de la velada. A un duelo sin límites a través del que huyen de un presente que detestan. Porque Martha hace ya mucho tiempo que no se cambia para él. Y George se niega a encenderle los cigarrillos a ella. Acostumbrados, amoldados, aburridos, fracasados, llevan años “intentando limpiar el desastre” que ellos mismos provocan. Un peligroso juego de ficción y realidad, una macabra representación teatral que repiten una y otra vez, alimentándose y destruyéndose. Pero, de pronto, se acaba la fiesta y llega el frío del domingo… cariño, entrega, ternura, necesidad, miedo… ¡Yo que sé! De todo un poco, supongo. Abrazo y fundido a negro. Maldito amor.
Publicado en ‘La Opinión de Murcia’
Julieta, tu crítica refleja lo que vimos en el teatro. A mi también me encantó Machi, no me imaginaba a Aída con esa fuerza dramática. Que bien que dejó la TV. Enhorabuena por tu blog!
Qué alegría que alguien piense que pongo palabras a lo que vio y sintió! Ya lo sabes tú bien… Y sí, desde luego, el teatro ganó una grande!! Es brutal ‘La Machi’. Muchas gracias, y un besazo, Ana!! Espero volver a verte por aquí.
Se me ha escapado la posibilidad de verla en Alicante estos días. Y no sabes cuánto lo lamento. Desde que vi la maravillosa versión cinematográfica de Nichols con esos dos monstruos que fueron Burton y Taylor caí absolutamente rendido a los pies de esta obra.
Gracias por haberme permitido sentir, a través de tu crítica, un poquito de lo que habría sido poder ir a verla.
Sin ánimo alguno de autobombo (sería absurdo porque de hecho hace años que no tengo blog ni cuenta en twitter), tu crítica me ha traído a la memoria (salvando las siderales distancias entre el texto de una profesional y el de un simple amateur como yo) la reseña que escribí para la película en el comienzo de una loca aventura que unos pocos chalados iniciamos hace más de tres años en twitter, y que consistía en un Cine Club a través de esa red social en el que cada uno de nosotros proponía semanalmente una peli, escribía una reseña y, un día y una hora concretos, quedábamos para hacer un coloquio bajo el hashtag #CineCT (Cine Club Twitter).
Te dejo el enlace a esa reseña por si tienes curiosidad: http://bit.ly/1cC3S3m
Besos!
Aurelio, a ti no te hace falta ser un profesional del periodismo para escribir como Dios! Eso ya lo sé yo de sobra… Y, reconociendo de antemano la grandeza de Burton y Taylor (estaría loca!), ver historias como esta en teatro, sentir esa fuerza y ese desgarro en directo, es brutal… Si vuelve no te la pierdas! Yo voy a revisar la peli, que hace demasiado que no la veo… Besos!!
Magnífica crítica-reseña de una obra grande, grande. Siento no haberla visto con esa maravillosa actriz, pero siempre nos queda la increíble versión Burton-Taylor. ¡Qué ejercicio de talento!!!
Un abrazo.