Para Inma Martín, ‘Una princesa de Nueva York’ es mucho más que una obra de teatro. Esta pieza de Lorenzo Píriz-Carbonell la representó la actriz por primer vez en 1987, y en la piel de Carmy se ha metido en muchas ocasiones desde entonces, acercándose cada vez más a esos seres que, al igual que la protagonista de la obra, “tenían también una historia y un pasado, en muchos casos brillante” pero a los que el destino llevó junto a “mendigos de solemnidad que nunca tuvieron nada”.
Seducida por estas personas que “no intentan luchar contra su situación ni quieren ser acogidos”, sino que se sienten “libres y dueños de sí mismos”, Martín cuenta que quiso ir un paso más allá en la que sería la última representación de ‘Una princesa en Nueva York’, que tuvo lugar el pasado diciembre. Era la última oportunidad de “llevar al escenario una muestra de esta forma de vivir la vida”, y por ello la actriz decidió rodearse en el Teatro Romea de siete fotógrafos. El objetivo no era solo plasmar la representación, el teatro o la espectacular escenografía que creó para su estreno José María Párraga, sino la historia de Carmy y, a través de ella, la de otros muchos.
Francisco Javier Sandoval García, Luis Gómez de Barreda, Juan A. Fernández Labaña, Rosa Ferrer Martínez, Rosa Montesinos, Pedro Jesús Pacheco y Vicente José Montesinos fueron quienes acompañaron con sus cámaras a la actriz en su última función. Y ahora las fotografías se exponen en el Archivo General de Murcia. Hace varios días que se inauguró la muestra, titulada ‘Un personaje, una actriz, 7 miradas’, pero aún hay tiempo esta Semana Santa –la sala está abierta de 8.30 a 14.30– para disfrutar de las imágenes.
Ferrer es uno de los fotógrafos que desvela en las imágenes del Archivo General los ‘Secretos de camerino’, la transformación de Inma Martín en Carmy gracias al vestuario, la peluca y el maquillaje. El atrezo y las muñecas que acompañan a la protagonista en su viaje también roban algún plano y seducen a Fernández Labaña, quien también ‘espía’ ese último repaso antes de salir a escena.
Montesinos opta por una estética más cercana a lo onírico. Y sus fotos en blanco y negro animan a los visitantes a ‘Revivir un sueño’ o muestran, con primeros planos, la transformación ‘De persona a personaje’. También con el blanco y negro, combinándolo en este caso con el color, juega Pacheco, quien fotografía el escenario e inmortaliza una de las escenas clave de la obra –’No te pego un golpe porque no vale la pena ni matarte’–.
La ‘Danza triste’ de Carmy la capta por su parte Gómez de Barreda, quien también se cuela en los ensayos y da una perspectiva diferente a la ovación final, mientras que Montesinos y Sandoval fijan su objetivo en la atractiva escenografía de Párraga, ademas de jugar con las luces, el humo y el negro del escenario, de atrapar la ‘Mirada’ de Martín o de retratarla sentada en su banco, disfrutando, en la soledad de un teatro lleno, de un instante de ‘La última función’.
Gracias. Interesante tu mirada también a este te,a