‘KATHIE Y EL HIPOPÓTAMO’
- Autor: Mario Vargas Llosa
- Dirección: Magüi Mira
- Intérpretes: Ana Belén, Ernesto Arias, Jorge Basanta, Eva Rufo y David San José
- Lugar: Teatro Circo Murcia
- Fecha: Sábado, 8 de noviembre
“Las mentiras de Kathie y de Santiago, además de sus verdades, delatan las mías”, dice Mario Vargas Llosa. Las de Kathie y Santiago, las del autor… Y las de medio teatro.
En ‘Kathie y el hipopótamo’ son una mujer de la alta sociedad, rica y ociosa, que quiere escribir un libro de viajes y un profesor mediocre que soñaba con ser Victor Hugo, pero podrían ser otros. Porque todos hemos querido ser otra persona, todos hemos soñado con convertirnos en alguien diferente, todos somos uno y otros cuantos a la vez…
Ese juego entre el presente y el pasado, lo que pudo ser y no fue y lo que aún anhelamos que ocurra lo plasman a la perfección los actores de ‘Kathie y el hipopótamo’ –Ana Belén, Ernesto Arias, Jorge Basanta y Eva Rufo, desdoblándose y volviéndose a desdoblar– y Magüi Mira, que firma un gran trabajo de dirección. Con una puesta en escena elegante y limpia, solo un cambio de luz y la variación del gesto de los actores sirven para poner en alerta al espectador. No cae la directora en esa mala costumbre de darle masticado todo a quien se sienta en la butaca, sino que le entrega las piezas del rompecabezas.
Mezcla sobre el escenario tiempos y espacios diferentes, personajes e historias en las que siempre hay cierto desencanto –sin demasiado dolor, sin desgarro, con sutileza y humor–. Una nostalgia aderezada con hermosas canciones francesas que interpreta al piano David San José y que es un lujo escuchar en la voz de Ana Belén, gran actriz, embaucadora como siempre, elegante supongo que incluso a su pesar hasta cuando grita en el suelo “quiero ser tu puta”.
Al suave ritmo de la ‘chanson’, Kathie Kenety y Santiago –rebautizado como Mark Griffin– se van encontrando y reencontrando en una buhardilla de París. “Un cuartito de mentiras” en el que, con el libro como excusa, ambos se enfrentan también con su pasado. Kathie con su tedioso matrimonio con Johnny Darling, galán patético y surfista que solo quiere hacer “cositas” con todas las “hembritas”, con sus hijos cínicos y malcriados y con su amor con Víctor, que no quería ser rico, sino feliz, y quizá por eso no fue suficiente para ella. Y Santiago, con un matrimonio que tampoco se parece a lo que anhelaba cuando era un joven lleno de ideales y del que huye persiguiendo a su alumna Adèle, una frívola burguesita, para luego volver derrotado.
En esta buhardilla, “las mentiras se vuelven verdades y las verdades son mentiras” que ayudan a soportar la soledad y la infelicidad. Todo se mezcla y confunde para que ambos puedan creer que nunca volverán a decirle a alguien ‘ne me quitte pas’ –la canción más triste y hermosa–, que, aunque hayan elegido mal a maridos, mujeres y amantes y nada sea como soñaron, verán de nuevo ‘la vie en rose’. Y sentirán que pueden aún recuperar el tiempo perdido y, mezclando “cultura, amor, revolución y placer”, pasear al fin ‘sous le ciel de Paris’ pisando ‘les feuilles mortes’.
CRÍTICA PUBLICADA EN ‘LA OPINIÓN DE MURCIA’ EL 11 DE NOVIEMBRE