Pertenece “a la generación Aladín” y por ello confiesa Naím Thomas haber “buscado debajo de las piedras una lámpara con genio para frotarla”. Estuvo tentado de sacudir “hasta los tambores de Dixan” y, ahora, este cantante y actor que ya ha pasado la treintena se pone el fez y se quita la espina de su niñez pisando los escenarios convertido en ese embaucador ladronzuelo al que ‘le salva’ su “espíritu de Robin Hood… Porque roba, pero lo hace para comer”. Un personaje que, “aunque no parece haber nacido para tener un gran destino, consigue lo que quiere a base de ilusión y de esfuerzo”.
El valor del trabajo, esa idea de que “todo es posible si lo intentas de verdad”, pero también “el ansia de libertad de la princesa o la ambición de Jafar” son algunos de los temas que aborda este clásico cuento recopilado en el libro de ‘Las mil y una noches’ que, a pesar de que muchos tengan en mente la película de Disney, se puede contar de muchas otras formas. Los creadores de ‘Aladín. un musical genial’ lo demostrarán en Murcia –en el Auditorio Víctor Villegas– los próximos días 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre, dentro de la programación de la Semana Grande de Cajamurcia (las entradas se pueden adquirir aquí).
“Quien va a ver ‘Aladín’ quiere una alfombra que vuele, el elefante, el bazar lleno de colorido o la cueva con los tesoros… Y todo eso está aquí. Pero yo quería contar la historia a mi manera”, declara el director del espectáculo, José Tomás Chàfer, dispuesto a “vender ilusión y magia” a todo el que se acerque al auditorio murciano gracias a “un gran equipo” que encabezan Thomas, Erika Bleda (Jasmín) y Carles Montolíu (genio). Y para ello se ayudará asimismo de la música –”amansa a las fieras y es el mejor lenguaje”, asevera–, de “diez canciones originales con diez estilos diferentes” que llegan hasta “el más puro estilo Broadway”.
56 trajes, 250 complementos, luchas de espadas y trucos de magia también hacen –apunta el actor protagonista– “que nadie eche de menos nada” y que “ni los niños ni sus padres parpadeen”. Está convencido de que “si hay algo mejor que un niño disfrutando, es un adulto reviviendo su niñez… Y este espectáculo tiene esa facultad de retrotraer a la niñez, a la candidez; de ayudar a volver a creer en los sueños y en la magia”.
Sin embargo, Naím Thomas, a pesar de haber deseado tanto hallar una lámpara maravillosa en su camino, asegura que ahora no es “una persona de mucho pedir”. “Intento ganármelo yo, ver hacia dónde quiero ir y cómo puedo hacerlo…”, añade. Pero la tentación es demasiada: “Bueno… Después de arreglar el mundo –dice riendo–, pediría que el Barça ganara la liga, aunque la cosa está mal… Que la gente que venga a vernos se lo pase al menos una cuarta parte de bien que nosotros. Y, sobre todo, que nunca perdamos la ilusión”.
No entiendo de nada, pero me gusta leerte
El problema será, en todo caso, que usted sabe mucho de todo… La semana que viene, café!! Vaya reservándome hueco una mañana. Un besazo!