‘HÉCUBA’
- Producción: Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y Pentación Espectáculos
- Autor: Eurípides
- Versión: Juan Mayorga
- Director: José Carlos Plaza
- Actores: Concha Velasco, José Pedro Carrión, Juan Gea, Pilar Bayona, María Isasi, Alberto Iglesias, Luis Rallo, Alberto Berzal, Denise Perdikidis, Marta de la Aldea y Zaira Montes.
- Lugar: Teatro Romea, Murcia
- Fecha: Sábado, 5 de octubre
“¿Por qué los dioses me odian tanto?”, se pregunta Hécuba, desdichada Hécuba, y eso que aún sobre el escenario del Teatro Romea de Murcia no ha visto los cadáveres de sus hijos Polixena y Polidoro… Dolor inhumano, el peor imaginable, que se sumará a la pérdida de su marido y del resto de sus hijos varones en la guerra de Troya. Convertida en esclava de los griegos tras haber sido reina, Hécuba –gran Concha Velasco– asegura que “ningún miedo” puede ya agitar su corazón. Y así, sin miedo a morir ni a sufrir más –no se puede–, urde su venganza.
Juan Mayorga, el responsable de la versión de la tragedia de Eurípides que el sábado inauguró la temporada del Teatro Romea –felizmente lleno–, asegura que ‘Hécuba’ es, “la tragedia de la venganza”. Hace casi 2.500 años que se escribió esta historia y mostró tan bien el alma del ser humano que, al igual que otras muchas tragedias griegas, sigue con una vigencia que asusta. A pesar de ello, yo confieso mi debilidad por ‘Medea’, que volvió a mi memoria en algún momento de la representación.
El dolor más bestia –la muerte de los hijos– es lo que mueve aquí a Hécuba, un regalo que, como todos los grandes personajes del teatro, es también un peligro. A Concha Velasco le daba miedo la sobreactuación y confió en el director, José Carlos Plaza, para que la contuviera. Reto logrado este de no resultar excesiva en su dolor y su crueldad, aunque quizá en algún momento se eche en falta un poco más de intensidad, de grandeza, y La Velasco –ya sabemos que las grandes se han ganado su artículo– transmite más rencor que ira o desgarro. Pero se perdona todo al ver cómo su personaje va creciendo conforme se acerca el momento de saldar cuentas por su dolor.
‘Hécuba’ es Concha Velasco, pero no hay que olvidar a quienes la rodean en el escenario: el Ulises de José Pedro Carrión –maravillosa voz, gran hombre de teatro–; la desgarrada Polixena/María Isasi, que enmudece al público con su muerte; Polimestor/Alberto Iglesias, con los ojos arrancados y el alma herida de muerte por la pérdida de su hijo; o la esperpéntica Pilar Bayona. A Juan Gea no le ayuda una caracterización que, en el resto de personajes, y sobre todo de Hécuba, es tan espectacular como la escenografía –bueno, una cosa… ¿qué hacía un sillón orejero en la Troya del 400 a.C.?–, perfectamente adaptada a un clásico teatro italiano aunque fue creada para la grandiosidad del Teatro Romano de Mérida.
Lo que no termina de encajar es el coro de troyanas. Si bien el arranque es espectacular, paseando como fantasmas, a lo largo de la obra, y más aún si cantan, sobra casi siempre. Y sobra mucho en momentos como la muerte de Polixena, una escena con suficiente fuerza como para necesitar ‘adornos’.
A pesar de los peros, ‘Hécuba’ es un gran espectáculo, un lujo difícil de ver en teatros cerrados como el Romea. Escenario desde el que, llena de tierra “hasta el estómago” y desobedeciendo al director, La Velasco dio las gracias por el cariño recibido a un público que la ovacionaba puesto en pie.