Melodía dulce, agradable. Voz calmada, armónica. “¿Por qué el sol sigue brillando? ¿Por qué el mar va a la orilla? ¿No saben que es el fin del mundo?” Skeeter Davis aparece en pantalla, en la piedra-pantalla, cantando ‘The End of the World’. Canta a un desengaño, pero da igual. No hay mejor aviso de lo que nos espera a continuación. Reiremos, nos divertiremos y emocionaremos, pero no nos libraremos de escuchar incluso lo que no queremos ni de enfrentarnos al miedo desde la butaca. Miedo a si vendrá o no. Si será tan horrible y habrá sufrimiento. Miedo a ese colapso que nos despierta todo tipo de sentimientos… por supuesto encontrados.
Como una “tragicomedia ecosocial” define La Rueda Teatro Social su último espectáculo, ‘Quiero colapsar a tu lado’, que se estrenó el viernes en la Sala Cuarta Pared dentro del Festival Essencia. Una pieza que explora lo que nos espera dentro de 30 años y que está basada en entrevistas a diferentes expertos y ecologistas, talleres de creación con ciudadanía y el trabajo introspectivo de los tres interpretes. Una obra, explican desde la compañía, que “busca el equilibrio entre el teatro documento y la autoficción, la utopía y la distopía, la reflexión, la acción, la emoción… y la poesía”.
Poco a poco iremos así decidiendo si formamos parte de ese más de 80 por ciento de la población que sabe que lo hemos hecho –y lo seguimos haciendo– fatal pero que, como ya no hay marcha atrás, se queda en el sofá. Si somos de los que no se resignan, de los que se enfadan y luchan porque saben que el mundo se va a la mierda. Si somos de los que confían en que no será tan grave y que algo inventará la ciencia para que nuestra vida no sea tan distinta. O si somos de los que huyen, convertidos en negacionistas por puro miedo, no queriendo saber, prefiriendo no imaginar. Y que al final desconectan. Pasan.
A través de las propias voces y los cuerpos y gestos de los intérpretes (fantásticos en escena Sandra Arpa, Fernando Gallego y Laura Presa Fox), escuchamos testimonios de expertos y conocemos realidades desconocidas, incómodas, ignoradas… Que hay estudios que indican que solo se recicla el 20% del plástico que enviamos al contenedor amarillo. Que los países asiáticos reciben toneladas de nuestra mierda, convirtiéndose poco a poco en el gran vertedero del mundo. Que ingerimos en microplásticos el equivalente a una tarjeta de crédito a la semana. Que la desertificación avanza y nuestra tierra se seca. Que no llueve, la temperatura aumenta y los bosques se queman. Y que, en medio de todo eso, también está nuestra soledad, nuestra culpabilidad, nuestro temor a decir lo que pensamos y que no nos quieran. El miedo a no ser felices. Nuestro propio dolor…
Imaginamos ese 2053 al que nos invitan a viajar y en el que, quizás, las ciudades estén deshabitadas y las islas, ya engullidas por el mar, solo sean habitables en la imaginación de los niños. Un 2053 lleno únicamente de acelgas que comer, en el que haya gorriones que hablen e incluso cocinen –no, yo aún no he llegado a batir los huevos como lo hacía mi madre– y al que cada uno puede libremente, si la ansiedad se lo permite, añadir sus propios temores, irracionales o no.
Pero no se asusten. Que este no es un espectáculo panfletario ni agresivo. Harán palmas y cantarán incluso que “ayyyy, no hay que llorar, que la vida es un carnaval…”. Y la poesía –siempre imprescindible, siempre demoledora– también asoma cuando Laura mete sus brazos en la tierra mientras habla del dolor; en el hermoso monólogo de Sandra –¿Y si ya no estoy? ¿Y si ya no estás?–, o en la música que nos envuelve mientras el fuego hipnotiza.
Reirán en muchos momentos, atrapados por el ritmo ágil de esta obra que dirige Rakel Camacho (Premio José Luis Alonso 2020 para jóvenes directores), que cuestiona el futuro y que también mira hacia atrás. Porque hay cosas que no cambian: “la fragilidad de ser humano, lo absurdo de la existencia, la necesidad de compañía”. Y así, viajamos a 2053… y a 1518. Y conocemos a Frau Troffea. Y bailamos –aunque solo sea con el pie–, participando desde la butaca en la brutal catarsis que se vive en escena. Porque si al final viene, si resulta que estamos esperando y sí que viene –¡ay!–, mejor colapsar a tu lado.
QUIERO COLAPSAR A TU LADO / La Rueda Teatro Social
Sala Teatro Cuarta Pared _ 14/07/23
Dirección de escena: Rakel Camacho
Idea original y dramaturgia: Fernando Gallego, Sandra Arpa, Laura Presa Fox
Intérpretes: Sandra Arpa, Fernando Gallego, Laura Presa Fox
Diseño de escenografía y vestuario: Vanessa Actif
Videoescena: Davitxun Martínez
Músico compositor y espacio sonoro: Enrique Vaz Oliver
Iluminador: Carlos Marcos.
Una producción de: Compañía Nueveuno y La Rueda Teatro Social