Su barba es ahora más poblada y desaliñada y luce un aro “de navegante” –de general veneciano– en su oreja. Ha pasado los últimos meses estudiando concienzudamente los gestos de los árabes, investigando qué le puede pasar a alguien para matar a quien más quiere, pero muchos aún ven en Daniel Albaladejo (Cartagena, 1971) al rey Alfonso V de Portugal que, cada lunes, se colaba en su casa a través de la serie ‘Isabel’. Aún. Porque los ojos de Albaladejo pintados con kohl mirando al público, los ojos de Otelo, no parece que vayan a ser fáciles de olvidar.