Como “una comedia que, aunque empieza con una muerte, trata de exaltar la vida» definían las protagonistas de ‘Hermanas’ la obra antes de su estreno en el Teatro Romea de Murcia el pasado mes de enero. El montaje regresa ahora a la Región y Amparo Larrañaga, María Pujalte y Marina San José volverán a convertirse en ‘Hermanas’ sobre las tablas del Nuevo Teatro Circo de Cartagena (hoy) y del Teatro Concha Segura de Yecla (mañana). Por si hay algún indeciso por ahí, recupero a continuación la crítica que se publicó en el periódico ‘La Opinión de Murcia’ el 14 de enero.
‘HERMANAS’
- Producción: Trasgo Producciones
- Dirección y dramaturgia: Carol López
- Reparto: Amparo Larrañaga, María Pujalte, Marina San José, Amparo Fernández, Chisco Amado y Adrián Lamana
- Lugar: Teatro Romea, Murcia
- Fecha: Sábado, 12 de enero, 2013
La buena comedia, la comedia de verdad –vale, al menos la que a mí me gusta–, debe hacer llorar o, al menos, que te cueste tragar. Carol López, autora y directora de ‘Hermanas’, sabe que reír siempre, no alternar carcajadas con lágrimas, es irreal. La vida y la muerte son inseparables y por eso elige dos muertes para empezar y terminar una obra que protagonizan Amparo Larrañaga, María Pujalte y Marina San José y que busca exaltar la vida.
La proyección de los títulos de crédito ya avisa de que esta no es una obra convencional y, de hecho, no deja de sorprender al espectador, que debe estar alerta ante los flashback, las pistas y los detalles, las tragedias que se avanzan y los saltos sin red de la comedia al drama –o viceversa–. Y si hay que pedir desde el escenario al técnico que suba el volumen de la música, pues se pide; igual de claro que se dice que el caldo lleva en el fuego «desde el principio del segundo acto». López juega, pide a sus actores que jueguen y el público, casi siempre, entra en el juego, se deja llevar por un montaje que va saltando de una situación a otra. Saltos que, aunque alguna vez se vuelven baches –el pase de revista de Álex, por ejemplo–, no impiden que la obra fluya con ritmo.
Como en todas las familias, en la de ‘Hermanas’ todos se gritan, se atacan y al minuto siguiente bailan y se abrazan. Y como en todas las familias, a veces uno no sabe ni quién es su padrino, aunque sea el tío Vania, y siempre hay quien se lamenta de que solo se ven de entierro en entierro. Eso sí, la familia de ‘Hermanas’ va un paso más allá, porque aunque muchas madres han tenido esa sensación de no haber dirigido su propia vida, no todas se liberan a ritmo de ‘Non, je ne regrette rien’ en combinación y sobre la mesa de la cocina –fantástico momento de Amparo Fernández que pensaba que sería el mejor hasta que entonó ‘I com jo t’estimo’–. Y eso por no hablar del aún más surrealista incesto. Pero entre los disparates, entre Martini y Martini –con dos aceitunas–, se respira la vida.
Quizá no haya llegado a mezclar tacones, calcetas, falda de encaje y chaqueta de chándal, pero cualquiera se puede ver reflejado en la controladora que tenía su vida perfecta planeada y que ‘enloquece’ cuando la abandonan; en la optimista que necesita gritar de vez en cuando, en su enamoramiento que le hace estar a dos metros del suelo; o en la joven que ‘se está formando’ y que prueba todo sin complejos.
López, que ya dirigió ‘Germanes’ en 2008, explicaba que este montaje, a pesar de partir del mismo texto, tiene «otra alma» porque lo protagonizan otras actrices. No vi el anterior, pero me cuesta pensar en otras intérpretes. San José es toda libertad y dulzura. A Pujalte le toca el papel más duro y lo resuelve sin excesos, sin dramas, con un optimismo bien equilibrado con la ironía y la mala leche de sus compañeras de diálogo. Y Larrañaga vuelve a demostrar que es carne de comedia, haciendo reír antes de abrir la boca.
Junto a ellas, Igor (Adrián Lamana), que va aprendiendo de qué va la vida, Álex (Chisco Amado), el observador que se va haciendo un hueco, y la ya nombrada y fantástica madre, Isabella –se merece que la dejen ser elegante–, Amparo Fernández, la única que repite del anterior montaje… y está claro el porqué. Pocas actrices podrían dar ese perfil de madre entregada y de mujer liberada que decide vivir su vida, hacer monólogos hable con quien hable y cantar subida a una mesa o llorando sobre ella. Pocas pueden representar tan bien y con tanta verdad ese jaleo de sentimientos que es la vida y que, desde el escenario y entre muerte y muerte, logra reflejar ‘Hermanas’.