AVENTURA!
- Compañía: T de Teatre.
- Autor y director: Alfredo Sanzol.
- Intérpretes: Mamen Duch, Jordi Oriol, Marta Pérez, Carme Pla, Ágata Roca y Carlos Zabala.
- Lugar: Teatro Circo Murcia.
- Fecha: Sábado, 25 de octubre
¿Quién no ha sentido, en los últimos años, estar atrapado en un círculo que cada vez se va cerrando más? ¿Estar en mitad de un puente sin poder avanzar ni retroceder? Los seis personajes de ‘Aventura!’ –sigo sin entender lo del título–, son unos socios cualesquiera de una empresa cualquiera que, como cualquiera, tratan de sobrevivir mientras el mundo de conocen se hunde, mientras la crisis lo barre todo. ¿Les suena?
A pesar del miedo paralizador, algunos piensan en emigrar y otros en vivir en el campo para encontrar la tranquilidad abrazándose a dólmenes o cuidando cuatro vacas. Calculan lo que daría de sí el dinero que recibirían de los chinos que quieren comprar su empresa, si podrían pagar la universidad de sus hijos o emprender algún otro negocio nuevo que les permita no ser ‘esclavos’ el resto de su vida… Esto tampoco les es ajeno, ¿verdad?
El dramaturgo y director Alfredo Sanzol (‘Días estupendos’, ‘En la luna’) aborda en ‘Aventura!’ la fría realidad de la crisis con la ayuda de los más que buenos actores –todos– de T de Teatre. La noche prometía, aunque el primer pero hay que ponerlo ya en el programa de mano, donde Sanzol revela el giro que dará el argumento pasada la mitad de la representación –¿por qué privar al público del placer de sorprenderse?– Una situación que, además, uno tiene la sensación al final de que no se ‘explota’ del todo bien, de que se le podía haber sacado mucho más jugo.
Tarda también demasiado en suceder lo previamente anunciado, aunque mientras, eso sí, se disfruta de la fantástica puesta en escena –música e iluminación incluidas– y de la agilidad de unos diálogos que se van sucediendo a modo de ‘sketches’. Sanzol y T de Teatre hacen partícipe a los espectadores del día a día de los personajes, de sus amores sin ganas, de sus frágiles sueños y su humana mediocridad… Y lo hacen a través de escenas en las que comparten escenario aunque estén, en realidad, en un tiempo y lugar diferentes y con las que Sanzol demuestra de nuevo su talento como director, creando momentos llenos de inteligencia y sutiles guiños.
Y llega entonces la clave. La situación cambia y sale a la luz el dilema moral, la verdadera decisión a la que hay que enfrentarse, la ‘compra’ que todo el mundo rechaza… ¿O no? Asoman los fantasmas de cada uno, los verdaderos miedos, pero también la ambición y el egoísmo. Y lo peor es que son personajes tan ‘reales’ como podemos ser cualquiera de los que estamos en la butaca –¡cuidado!, que no nos pregunten a nosotros, que igual hasta vendemos a nuestra madre–. “En tiempos que no son normales se hacen cosas que no son normales”, dice uno de ellos. Justificándose una y otra vez, buscando el apoyo del compañero que da tanto asco como él y sin saber que, aunque tengan 200.000 euros en el bolsillo, no dejarán de beber gin-tonics como agua para seguir intentando olvidar.