‘LA VIDA RESUELTA’
- Compañía: La Ruta Teatro
- Texto: David S. Olivas y Marta Sánchez
- Dirección: Juan Pedro Campoy
- Reparto: Carlos Santos, Laura Domínguez, Javier Mora, Adriana Torrebejano y Cristina Alcázar
- Lugar: Teatro Circo Murcia
- Fecha: Viernes, 28 de marzo
Que levanten la mano los treintañeros que tienen la vida que soñaron… A ver… ¿Alguno por ahí…? ¡Pues eso! Sentirse identificado con los protagonistas de ‘La vida resuelta’ es fácil. ¿Quién no ha querido ser un superhéroe o un pirata?, ¿quién no estaba convencido de que “los mayores se divierten más y hacen lo que quieren”? ¡Ay!, ¡infelices!
Con esa ventaja juega la compañía murciana La Ruta en este divertido montaje, dirigido por Juan Pedro Campoy y escrito por David S. Olivas y Marta Sánchez –guionistas de ’7 vidas’ y ‘Aída’–, aunque también corría el peligro de contar lo ya mil veces escuchado. Y no, la obra no descubre nada nuevo, no ‘reinventa’ el teatro, pero funciona gracias a un texto lleno de ritmo y unos buenos actores y hace reír. Mucho.
Sobre el escenario va y viene Luis (Carlos Santos), que quería ser explorador y luego un intrépido periodista que viaja –y liga– sin parar. Pero se casó con la ambiciosa arquitecta Laura (Laura Domínguez), tuvieron un hijo y abandonó su carrera para cuidar del pequeño. Él, frustrado por no sentirse valorado ni realizado profesionalmente. Ella, frustrada por no poder pasar tiempo con su hijo entre reunión y reunión. Raquel (Cristina Alcázar) quería ser mamá. Parece que sí ha conseguido su anhelo, pero no… Frustrada por no poder retener al hombre que quiere, se convierte en una “enamorada patológica” que, eso sí, finge muy bien las dificultades con las que se encuentra una embarazada a la hora de usar mobiliario pensado para ‘pezqueñines’. Y Jaime (Javier Mora) se acaba de separar e intenta superar su frustración con una veinteañera. Quería ser un superhéroe y ahora, eterno Peter Pan, sueña con rescatar la mochila del desván y viajar por el mundo. ¿O no? “Carpe diem” le dice a su nueva novia, pero Elena –su mujer… perdón, ¡su exmujer!– sigue demasiado presente.
A este grupo de treintañeros frustrados los observa Lluvia (Adriana Torrebejano) como a los animales del zoo. Ella es joven, guapa, desinhibida… Y también algo tonta. Pero es la tonta más entrañable que recuerdo. Arranca carcajadas y dice grandes verdades: “Igual no es el final lo que importa, sino estar seguro de con quién quieres llegar a él”. Y ni una risa se oye en el patio de butacas.
No sabe qué significa ‘carpe diem’, cree que su novio tiene “la custodia consumada” de su hijo y le cuesta pronunciar ‘ictus’, pero Lluvia y Adriana, mano a mano –con la ‘pequeña’ ayuda del texto–, logran algo muy bonito. Que el espectador empiece pensando ‘¿qué hace Jaime con esa?’ y acabe convencido de que el tonto es él si la deja escapar. Pura ternura –¡este año no me pierdo ‘Gran Hermano’!–, Lluvia sabe que los cuentos se acaban después del beso porque, si no, “pegarían un bajón de la hostia”, pero ya no quiere hadas ni fantasía, sino “vivir la realidad”, poder contar a alguien la historia de la princesa que se arranca el corazón y convertirse en… una treinteañera.
Está claro, ¿no? “Nunca tenemos lo que queremos, nunca tenemos la vida resuelta.” Y quien no esté de acuerdo, que levante la mano… ¡Pues eso!
Publicado en ‘La Opinión de Murcia’