Asegura que “mientras pueda respirar” seguirá actuando, recitando, entregándose al público, pero con la representación de esta noche en el Teatro Romea de Murcia (21 h. / 12, 9 y 6 €), la actriz Inma Martín se despide de los grandes escenarios y de los montajes más ambiciosos. “Me daría miedo no estar a la altura”, confiesa. Sus ojos y su voz confirman su pasión por un oficio al que nunca se ha dedicado de forma profesional pero al que ha entregado mucho. Y no es poco lo que le ha devuelto… “Le tengo que dar las gracias a todos los directores con los que he trabajado y a los autores, porque me he valido de ellos para hacer lo que de verdad me gusta”, afirma Martín.
Y entre todas las obras y personajes: Carmy. “Ha sido mi personaje, he mutado con él… Cada vez soy más Carmy”, asevera. La protagonista de ‘Una princesa de Nueva York’, nacida de la imaginación de Lorenzo Píriz-Carbonell, acompaña a la actriz desde hace más de 25 años. Fue en 1987 cuando “un grupo de entusiastas amantes del teatro” puso en pie este montaje: Jacobo Fernández Aguilar –director de la obra–, Ricardo Zaragoza, Alfonso Pacheco, Párraga, responsable de una espectacular escenografía creada con desechos que se podrá visitar en el teatro –de 17 a 19 horas– y, sobre todo, la propia Inma Martín, enamorada del personaje de Carmy desde que el texto cayó por casualidad en sus manos.
Como ella, la intérprete asegura que la edad le ha hecho ser “un poco más solitaria, independiente” –aunque lo ha sido siempre–. “También me gusta mirar al pasado, soy cada vez más despistada, y la edad, inevitablemente, me va deformando el cuerpo… algo que es una faena muy grande. Y pienso que quizá sufriré menos metiéndome en su piel”, confiesa.
Sin embargo, a primera vista poco parece tener que ver Inma Martín con esta ‘princesa’ rodeada de soledad que vaga por las calles de Nueva York, que huye de la gente –todo el mundo le parece raro– y que va desgranando su vida y sus recuerdos en conversaciones con su oso de peluche, sus muñecas y hasta con su propia imagen en el espejo. La protagonista de una historia que “no es un drama, sino una tragicomedia”, y que, sobre todo, “es un canto a la vida”.
Como su personaje hará sobre el escenario del Romea, Martín hace balance de su vida y no duda en reconocer que es “feliz”. “Estoy muy orgullosa de haber pertenecido al teatro aficionado; he admirado y admiro a todos los profesionales de la Región y siempre he tratado de aprender y parecerme a ellos”, dice esta mujer de teatro que, aunque no se ha dedicado a la escena de manera profesional, siempre ha tenido claro que “los montajes y las interpretaciones tenían que ser dignos”.
Ya de niña convertía los cuentos de hadas en pequeñas obras que “se salían de lo común” y, aunque creció en una familia dedicada a la justicia y la abogacía, nunca encontró ninguna traba a una afición que después heredó su hija, la directora de escena Conchi Pacheco. “La misma comunicación que tengo con el público la tuve con mis padres; les supe transmitir mi pasión y siempre lo tuvieron claro”, recuerda esta mujer “emotiva” fuera y dentro del escenario. Un defecto –así se lo dijo Tamayo, uno de los grandes nombres de la escena– al que también encuentra su lado positivo, porque “a través de la emoción es como de verdad se engancha al público”.
Al público se ha entregado siempre, y sabe que hoy será un día especialmente emocionante, ya que es, de alguna manera, una despedida. La despedida de una vida ligada a la escena de la que habla orgullosa pero sobre la que siempre habrá una sombra: “Me lo he preguntado muchas veces y creo que me iré con la duda de si hubiera triunfado si hubiera decidido irme a Madrid a probar suerte como actriz… Pero cuando miro lo que tengo alrededor –prosigue–, cuando estoy con mi familia, en mi casa, se me pasa todo. No me puedo arrepentir de nada”.
Inma Martín! Seguramente una de las culpables, sin saberlo, de que le diera un giro a mi vida para para dedicarme a cosas más… “artísticas” podría ser la palabra, o pasionales sería quizás más adecuado. Con ella me subí a un escenario en el festival de teatro de Caravaca (ella actuaba y yo soltaba frases). El día antes su padre murió. No cancelamos. Es una profesional del teatro, aunque no haya vivido de él. Un beso y mucha mierda.
Ella siempre dice que ha tratado de rodearse de los mejores en el escenario… ¡Tiene buen ojo! Bonita historia, Regi… Un besazo!!
Julia Albaladejo. No sé si esto queda público o no, te digo con cautela: Eres joven, esta frase dicha por mí no me gusta, solo quiero verme como me siento, pero tengo que ser realista, He visto tu sonrisa, tu alegría, tus ganas de trabajar, de “llegar a ser algo dentro de tu vocación de periodismo”. Me he visto en ti. Y te digo que si llegaras solo como yo a “hacer algo”, no “ser algo”, si te dedicas a ello con entusiasmo, y no desfalleciendo jamás, serás muy grande.
Lee SI de Rayard Kiplig
Regino, al principio no caía, pero, ayudada por mi hija Conchi que se acordó de nuestros ensayos en la academia de Miryan… todo son recuerdos. claro, actuación con un chico joven, formal, serio y generoso, hijo de un conocido, que se preparó un papel difícil para sacarme de un apuro. Claro, nada más enterrar a mi padre, salí para Caravaca. Gracias.