‘NEVA’
- PRODUCCIÓN: Nacho Vilar Producciones
- AUTOR: Guillermo Calderón
- DIRECTOR: José Bornás
- INTÉRPRETES: Lola Martínez, Irene Verdú y Jesús Arribas ‘Risi’
- LUGAR: Teatro Circo Murcia
- FECHA: Miércoles, 16 de marzo
Estamos en un teatro. Pero es 1905 y fuera, en las calles de San Petersburgo, está teniendo lugar un Domingo Sangriento que marcará la historia. Ajena a todo ello, en el escenario, la actriz Olga Knipper se enfrenta a un texto que no puede interpretar. “Ya no siento… Y para actuar hay que sentir”. Hace seis meses que murió su marido, el escritor Antón Chéjov, y cree que el teatro le ayudará a curar su corazón roto. Sin embargo, su ego se mezcla con sus inseguridades y su necesidad de ser querida al llegar a una nueva compañía y en los días previos a enfrentarse de nuevo al público.
El dramaturgo chileno Guillermo Calderón se asoma con sarcasmo al mundo del teatro en ‘Neva’, un texto que centra la última producción de Nacho Vilar dirigida por José Bornás. Un fantástico texto, complicado también, lleno de matices, de recovecos y que refleja asimismo la necesidad de implicarse en la sociedad y la política, de tomar partido en las revoluciones –ocurran donde ocurran, sean grandes o pequeñas–.
En el interior del teatro, Olga Knipper (Lola Martínez), Aleko (Jesús Arribas ‘Risi’) y Masha (Irene Verdú) son los únicos que han llegado al ensayo. En el escenario, juegan, recrean una y otra vez la muerte de Chéjov, su relación con su hermana, simulan estar enamorados, se desean y se rechazan, improvisan, recitan. Están inmersos en un mundo ajeno a lo que ocurre fuera, aunque por las rendijas se cuela el padre Gapón, la lucha de quienes quieren cambiar las cosas, la necesidad de una revolución. Mientras esperan a que lleguen sus compañeros, sin querer pensar por qué no lo han hecho aún, actor y personaje se confunden, mezclándose continuamente realidad y ficción. Requiere por tanto el montaje de un fuerte ritmo, claro y marcado, que acompañe al texto y del que –conviene tener en cuenta que se trata del estreno– aún carece por momentos este montaje, que no termina de aprovechar todos los matices y la intensidad del texto y al que también le falta algo más de intimidad, esa sensación de estar mirando por la rendija de una puerta.
Lola Martínez (Olga Knipper) destaca en los momentos de divismo, aportando también un toque de humor –así tirando a negro– a un personaje endiosado que resulta estar lleno de miedos. Jesús Arribas ‘Risi’ lidia con Aleko y con su desinterés por todo lo que no sea seducir, y obtiene un resultado más irregular que sus compañeras de reparto. Irene Verdú, por su parte, sorprende con Masha, un personaje que se va descubriendo poco a poco, que pasa de ser una mala y poco agraciada actriz a conmover con su interpretación de la hermana de Chéjov y que deja al público clavado con su monólogo final, al que Verdú se enfrenta con energía y verdad, dando un bofetón a todo el que la escucha. Mientras abandona el escenario, critica el egoísmo y la arrogancia de los actores y transmite sin pudor su odio a los espectadores por tratar de huir de la realidad, por usar el arte como un entretenimiento. Cuestiona y obliga a reflexionar sobre la siempre aplaudida capacidad del teatro de reflejar la vida, de mostrar fielmente las miserias del ser humano y una incómoda realidad a la que, al abandonar la butaca –¡bofetón merecido!–, seguimos casi siempre dando la espalda.
Crítica publicada en el periódico ‘La Opinión de Murcia’ el 21 de marzo de 2016